Esta noche se ha despertado en mi la curiosidad por escribir un artículo sobre la necesidad de comunicación que tenemos los seres en este, nuestro, mundo actual.
Cuando nos encontramos con esa persona en quien vemos representados los ideales que deseamos para nosotros, nos entran ganas de ser su amigo de quedarnos a su lado, nos gusta hablar con ella, nos atrae que nos cuente esas historias maravillosas que nos hacen creer que somos algo y que tenemos un valor, quizá sea una persona que como nosotros también busca qué es lo transciende de nosotros, pero cree en mundos espirituales que no terminamos de creer aun deseando que existiesen de verdad. Nos pegamos a ella y nos sentimos enamorados.
Nos engañamos en la mayor parte de las veces, no es amor, puede ser admiración, o puede ser cariño, necesidad de estar a su lado porque nos da una dimensión de nosotros mismos, que con otras personas no sentimos.
En el tiempo de nuestra vida muchos seres pasan por nuestro lado, de muy diferentes formas, las relaciones con ellos son muy variadas y no todos permanecen en nuestro recuerdo.
Cada uno tenemos en este mundo, en esta forma de existencia, unos guías, unos compañeros, que caminando a nuestro lado nos ayudan a encontrar la senda, el camino, a salir del laberinto en el que nos encontramos la mayor parte de nuestra vida.
Somos almas amigas, que se han conocido en otros niveles de la evolución, y ahora deben caminar juntas, todo o parte del camino. Cuando se encuentran se reconocen, quizá se conocían, podían vivir en la misma calle, y no haberse “visto”, de pronto un día, en un rato de conversación más tranquilo, descubren que tienen muchas cosas en común, que les gustaría charlar por largas horas, no se les terminan los temas interesantes.
Yo he encontrado personas guías a lo largo de mi vida, me han ayudado a reconocerme, a verme, algunas lo han sabido, otras ni se fijaron en mí, pero dejaron algo por lo que soy hoy lo que soy.
Claro todo esto es bonito, lo del maestro que aparece cuando el alumno está preparado… para creer en todo esto hay que creer en muchas otras cosas difíciles de aceptar, se implica la creencia en las almas, en la transcendencia del ser y hasta en el ser mismo, y no soy yo filosofo ni de andar por casa, así que mejor lo dejo aquí. Sigo caminando y haciéndome preguntas.
Os saludo.
Elisa